Esta planta acuática de rivera o margen, tiene otros nombre como espadaña, anea o puros.
La Typha latifolia puede alcanzar fácilmente en altura de uno a tres metros en condiciones óptimas, por eso es recomendable utilizarla en amplios espacios. Se trata de una planta acuática, perenne y rizomatosa que se expande con facilidad y que es fácil encontrarla en casi todo el territorio peninsular de forma salvaje en suelos inundados de las orillas de cursos de agua, charcas y canalizaciones.
Como decimos, planta catalogada dentro del grupo de rivera o margen, ideal en jardinería para ser plantada en zonas perimetrales de estanques y lagunas por su rápido crecimiento y rusticidad.
Debemos controlar su crecimiento si queremos preservar las demás especies plantadas junto a ella, ya que al desarrollarse fácilmente por rizomas puede invadir el espacio de forma invasiva.
Es una planta muy utilizada también en restauraciones ambientales para la estabilización de cauces y depuración de aguas residuales donde se planta a una densidad de 2-4 plantas/m2.
Los escapos florales, se suelen recolectar antes de su madurez para utilizarlos como adornos ornamentales. Si se recolectan cuando están maduros, se deshacen con cierta facilidad. Antiguamente las hojas húmedas y trenzadas de la Typha latifolia se utilizaban para elaborar cestas, canastos, alpargatas y asientos para las sillas y sillones; posteriormente, fue reemplazada por el mimbre.
El origen de la Typha latifolia.
El género Typha comprende 30 especies de plantas rizomatosas perennes originarias del Hemisferio Norte. Las especies más conocidas son: Typha laxmannii, Typha minima, Typha domingensis, Typha angustifolia y Typha latifolia, en la que nos vamos a centrar en este artículo.
Pertenece a la familia de las Typhaceae, encontrándose catalogada como planta de ribera o de margen. Se la conoce popularmente como espadaña, anea, puros, bohordo, artibia, espata-ihia, lezka, totora, enea, junco, bayón, bayunco, junco de la pasión, maza de agua…
¿Cómo es la Typha latifolia?
La Typha latifolia es una planta perenne rizomatosa de rápido crecimiento que puede alcanzar una altura de entre uno a tres metros. En suelo la planta desarrolla rizomas de los cuales emergen los tallos cilíndricos un poco más cortos que las hojas. Durante el invierno, los rizomas gruesos están llenos de almidón, siendo utilizados como alimento en algunos lugares.
Las hojas casi todas basales, lineares, miden algo más de 15 mm de anchura de un color verde azulado.
La floración se produce en verano sobre el follaje entre los meses de mayo y agosto. Las flores son unisexuales dispuestas en un espádice compacto con aspecto de puro. Las espigas femeninas y masculinas tienen casi la misma longitud; la femenina dispuesta en su parte inferior es más gruesa en su base y cuando es madura tiene un color marrón oscuro, y la masculina situada en su parte superior algo más estrecha y amarillenta. Ambas partes de la inflorescencia aparecen contiguas, sin dejar espacio entre ellas.
Cuando se desarrollan los frutos, la espiga cilíndrica queda cubierta de vello. Son las semillas, o aquenios, que se esparcen con el viento.
Cuidados de la Typha latifolia.
La mejor ubicación que podemos procurarle es a pleno sol, aunque puede soportar la semisombra. Vive con los rizomas sumergidos en el agua, prefiriendo suelos ricos a una profundidad que no debe superar el nivel del agua en 30 cm.
La Typha latifolia es una planta acuática de las más resistentes y menos exigentes que puedes encontrar. Soporta un increíble rango de temperaturas.
No necesitan un suelo especialmente rico, le vale un pH entre 5.5 y 8. Lo que sí necesita es que el agua esté bien oxigenada.
La plantaremos en primavera, cuando el riesgo de heladas haya pasado. En cuanto al abonado lo realizaremos durante la primavera y verano, aportándole una vez al mes un abono mineral.
Requiere de poco mantenimiento y poda, simplemente iremos quitando las hojas y las inflorescencias a medida que se vayan secando con unas tijeras.
Su multiplicación se realiza mediante la división de mata fragmentando los rizomas, después de la floración. Por semilla se puede realizar también, aunque es un método menos fácil, rápido y seguro.
Plagas o enfermedades de la Typha latifolia.
Al ser una especie muy rústica en su entorno natural no se ve afectada por plagas ni microorganismos que causen enfermedades. No le debe faltar el agua.
Prácticamente el único cuidado especial que demanda la Typha latifolia es la necesidad de una buena aireación del agua, para mantener niveles adecuados de oxígeno.