La Stevia rebaudiana es una planta conocida y de moda en los últimos años que podemos encontrar habitualmente en la sección de plantas aromáticas de cualquier centro de jardinería en varios formatos para lucirla en solitario o en compañía de otras aromáticas en jardín, patios, balcones o terrazas.
Es conocida principalmente por sus propiedades edulcorantes, pero en jardinería tiene también usos muy interesantes, tanto prácticos como ornamentales.
Uno de sus principales atractivos en el jardín es su utilidad en el diseño de huertos y jardines de plantas medicinales. La stevia es una planta herbácea perenne en climas cálidos, por lo que se adapta bien a jardines en zonas templadas y tropicales.
Al plantarla, puede combinarse con otras hierbas en macetas o en camas elevadas, ya que sus raíces no son invasivas y se adaptan a espacios pequeños. Esto facilita su integración en jardines urbanos o de hierbas aromáticas, y además se puede cultivar en interior siempre que reciba suficiente luz.
También es popular en jardines de permacultura, ya que su presencia atrae polinizadores y contribuye a la biodiversidad del espacio.
Dicen de la Stevia que es el mejor sustituto del azúcar.
Cualquier artículo que hable de la Stevia rebaudiana, hace referencia principalmente a su importancia medicinal. Ello es debido a que contiene glucósidos bajos en calorías, comúnmente llamados esteviósidos, cuyo poder edulcorante en estado puro y cristalino es 300 veces mayor que el del azúcar refinado. Es una planta utilizada como endulzante alternativo natural.
Pero también hay detractores, y es que estamos ante una planta que crea mucho debate. Unos consideran que puede llegar a ser tóxica, mientras los otros hablan maravillas de sus propiedades y beneficios afirmando que es una planta que tiene casi de todo en el terreno de la medicina. Nosotros no entraremos en detallar sus propiedades medicinales, simplemente hablaremos de ella a nivel botánico.
El origen de la Stevia rebaudiana.
Durante siglos los guaraníes de Paraguay y Brasil, usaban la Stevia rebaudiana como edulcorante natural, pero fue Moisés Bertoni, un naturalista suizo el primero en describir científicamente esta planta. Más tarde, en 1900, Ovidio Rebaudi, químico paraguayo descubrió en ella un glucósido edulcorante capaz de endulzar 300 veces más que el azúcar refinado, pero sin los efectos tan adversos que el azúcar común produce en el organismo humano.
Botánicamente, el género Stevia tiene alrededor de 230 especies, de las cuales esta, la especie rebaudiana es la de mayor importancia por la producción de esteviósidos y rebaudiósidos.
Así que nos centraremos en ella, en la Stevia rebaudiana. Pertenece a la familia de las Asteráceas, género Stevia y especie S. rebaudiana. De forma popular se la conoce como ‘estevia‘ o ‘azúcar verde‘.
La Stevia rebaudiana es originaria de la región tropical de Sudamérica. La encontramos en estado silvestre todavía en Paraguay, aunque desde hace varias décadas es cultivada a nivel popular e industrial por sus propiedades edulcorantes y su bajísimo contenido calórico. En países como Estados Unidos, Brasil, Argentina, Japón, China, India, etc. de hecho es utilizada de forma masiva con gran éxito.
¿Cómo es la Stevia rebaudiana?
La Stevia rebaudiana es un arbusto herbáceo perenne que puede vivir muchos años y que no suele sobrepasar los 80 centímetros de altura.
Sus raíces, filiformes, son superficiales aunque tienen suficiente fuerza para facilitar el rebrote de la planta. Emite tallos rectos y pubescentes de las que nacen de forma alterna sus hojas son de un color verde brillante, algo velludas, lanceoladas y con pequeñas hendiduras en sus bordes.
Es una planta dioica que crea unas inflorescencias en corimbo con pequeñas flores tubulares sin fragancia de color blanco en primavera, que añaden un toque decorativo al jardín en época de floración.
Los frutos son aquenios dotados de un vilano que el viento transporta con facilidad.
Cuidados de la Stevia rebaudiana.
Su ubicación ideal para que crezca fuerte y sana es la semisombra, salvo en lugares con humedad ambiental alta como es Galicia, Asturias, Cantabria, Euskadi… que puede estar a pleno sol todo el tiempo. En zonas más cálidas, si la acompañamos de otras plantas tendrá esa humedad ambiental que necesita a su alrededor. Si la tenemos en el interior debe estar fresca, bien ventilada y muy bien iluminada.
A la Stevia rebaudiana el frío le va mal. Prospera bien entre los 5 a 30ºC con una humedad relativa alta. Así que si la tenemos al exterior la resguardaremos del frío especialmente en invierno si hay riesgo de heladas.
Le gustan los suelos ácidos, con un elevado contenido de materia orgánica. No tolera los encharcamientos por lo que debe tener muy buen drenaje, tanto si está en suelo como en maceta. En este último caso le incorporaremos en el fondo de la maceta arcilla expandida o grava para que drene bien.
Estamos ante una planta a la que no le gustan los largos periodos de sequía. Lo notaremos enseguida porque su follaje se vuelve lacio. Dependiendo de la época del año en la que nos encontremos su riego variará, así que en primavera y otoño, regaremos cada dos días. En verano, el riego será diario y en invierno sólo cuando el sustrato parezca seco, ya que está en periodo de reposo. Eso sí, nunca dejaremos que el agua se estanque, debe drenar muy bien.
A la hora de su abonado, podemos aportarle compost orgánico después de la poda, al finalizar el invierno para que, entrada la primavera comience a brotar con energía. En primavera y verano la abonaremos con un abono especial para plantas acidófilas cada 20 días.
El trasplante lo realizaremos antes de la primavera. Cuando la planta vaya a estar en jardín debemos comprobar la acidez del suelo, la Stevia rebaudiana requiere tierra ácida, que retenga la humedad, rica en materia orgánica y con un pH menor de 6,5. Si no es así, si el pH es superior, la corregiremos aportando sustrato para plantas acidófilas al que podemos incorporar un abono de liberación lenta.
Si el trasplante es porque la maceta se ha quedado pequeña utilizaremos el mismo tipo de sustrato, especial para plantas acidófilas y una maceta algo mayor, no excesivamente para que la planta aproveche bien el sustrato nuevo. Además le aportaremos el abono de liberación lenta sin olvidar incorporar en el fondo la capa de grava o arcilla expandida.
Será a finales de invierno cuando podaremos la Stevia rebaudiana, ya que esta planta entra en su período de reposo para rebrotar con fuerza en primavera. La podaremos con un corte limpio y siempre por encima de una yema.
Es en verano cuando las hojas de la Stevia adquieren su mejor verdor y concentración de azúcares. Es entonces cuando las podemos cosechar para consumirlas en fresco o secarlas.
La Stevia rebaudiana puede propagarse por semillas, esquejes, división de matas y por acodo. Pero la forma más rápida es la propagación por esqueje entre los meses de abril a agosto.
Plagas, enfermedades y fisiopatías de la Stevia rebaudiana.
Debemos estar alertas a las posibles plagas que puedan atacar a nuestra Stevia rebaudiana. Digamos que por cultivos colindantes las principales plagas que la pueden afectar serían los ácaros, los pulgones, las orugas. Para ello tratamientos preventivos con insecticidas y acaricidas los mantendrán a raya.
Los problemas fitopatológicos mayores son los ocasionados por hongos y nemátodos. Entre las enfermedades producidas por hongos tendriamos ataques de Alternaria steviae, Septoria sp, Sclerotium sp, como más comunes. También Rhizoctonia solan, Sclerotinium rolfsii, Botrytis cinerea, Fusarium sp, Cercospora steviae.
Un buen fungicida de forma preventiva alejarán a nuestra Stevia rebaudiana de todo ello, además debemos de mantener la planta limpia de malas hierbas, bien fertilizada y en un ambiente aireado y bien iluminado.
Resumiendo, cultivar Stevia resulta exitoso en la mayoría de los climas, siempre que protejamos la planta de las heladas y le apliquemos un buen abono orgánico y un riego frecuente que asegure la humedad del sustrato.