La Lantana montevidensis, también conocida como Banderita rastrera, es una planta versátil y popular en jardinería debido a sus características ornamentales y resistencia.
En jardinería es utilizada como cobertura del suelo, por su crecimiento rastrero para cubrir áreas extensas en espacios públicos y parques, evitando la erosión del suelo y reduciendo el crecimiento de malezas.
En xerojardinería o jardines de bajo mantenimiento son ideales por su resistencia a la sequía y fácil mantenimiento. Es común en áreas con desniveles donde se busca estabilizar el terreno con vegetación rellenando huecos en pendientes y taludes.
Sus flores llamativas atraen mariposas, abejas y otros polinizadores, favoreciendo la biodiversidad. Además debido a su apariencia colorida y capacidad de florecer durante gran parte del año, es una propuesta clave en jardines de estilo tropical.
Puede usarse en jardineras colgantes o en borduras de senderos, ya que sus tallos caen de forma decorativa.
El origen de la Lantana montevidensis.
La Lantana montevidensis es originaria de América del Sur, específicamente de regiones como Brasil, Uruguay, Argentina y Paraguay.
Pertenece a la familia Verbenaceae, que incluye muchas plantas conocidas por sus flores ornamentales y fragantes.
Esta especie es conocida por varios nombres comunes, dependiendo de la región: Banderita rastrera, Lantana rastrera, Verbena de Montevideo o Coronilla rastrera, entre otros.
¿Cómo es la Lantana montevidensis?
Es una planta rastrera o prostrada, de crecimiento bajo. Que forma tapices densos, alcanzando una altura de entre 20 y 50 cm, pero puede extenderse ampliamente.
Su sistema radicular es fibroso y superficial, adaptado a suelos bien drenados. Las raíces son fuertes, lo que ayuda a estabilizar el terreno.
Los tallos largos, delgados y flexibles se extienden horizontalmente. Son pubescentes (con pequeños pelos) y a menudo enraízan en los nudos cuando tocan el suelo.
Las hojas son simples, opuestas y de forma elíptica, con bordes dentados, de un color verde intenso en el haz y más claro en el envés. La superficie es rugosa al tacto debido a la textura ligeramente pubescente.
Las flores pequeñas, están agrupadas en inflorescencias globosas (cabezuelas), tienen un aroma dulce, atractivo para polinizadores como mariposas y abejas. Las encontramos en colores blanco, amarillo y lila.
Florece desde la primavera hasta el otoño, extendiendo su periodo de floración mientras las temperaturas sean cálidas y reciba suficiente luz solar. En zonas más cálidas, la planta puede mantener una floración casi continua, especialmente si se encuentra en lugares soleados.
El fruto es de tipo drupa, pequeño y esférico, de unos 3-5 mm de diámetro, que cuando madura, pasa de verde a negro oscuro o púrpura. Contiene una sola semilla en cada fruto, siendo esta pequeña y dura con una capacidad de germinación prolongada.
Cuidados de la Lantana montevidensis.
La Lantana montevidensis prefiere lugares a pleno sol para una floración abundante. Y aunque tolera sombra parcial, la producción de flores será menor.
Se desarrolla mejor en climas cálidos, con temperaturas superiores a 15°C. Es resistente a temperaturas moderadamente bajas, pero puede perder flores y hojas por debajo de 5°C. Las raíces sobreviven hasta los -2°C si están protegidas, por ejemplo con mantillo.
Necesita un suelo con buen drenaje y preferiblemente arenoso o franco. No es exigente en nutrientes, pero responde bien a suelos enriquecidos con materia orgánica.
Requiere un riego moderado, dejando secar la tierra entre riegos. Resiste sequías, pero un riego ocasional en períodos cálidos o secos favorece su crecimiento y floración.
En primavera y verano, incorporaremos al agua de riego un fertilizante líquido para plantas de flor cada 15 días. Este abono debe ser rico en fósforo y potasio para estimular la floración.
Si tenemos que realizar un trasplante de la Lantana montevidensis, lo haremos en primavera, cuando las temperaturas empiezan a ser cálidas. Utilizaremos un sustrato para plantas de exterior y si está en maceta pondremos una capa en la base de grava o arcilla expandida para favorecer el drenaje.
Realizaremos una poda ligera a finales de invierno o principios de primavera para estimular nuevos brotes. Recortaremos los tallos largos o dañados para mantener la forma deseada.
En cuanto a la reproducción de la Lantana montevidensis se realiza por semillas o esquejes.
Plagas y enfermedades de la Lantana montevidensis.
Son pocas las plagas y enfermedades que la pueden atacar. Aun así, al estar al exterior con otras plantas puede sufrir invasiones, por lo que hay que estar atentos para controlarlas de inmediato con los productos adecuados.
En cuanto a plagas serían los pulgones que secretan melaza, que puede favorecer la aparición de hongos como la negrilla. Se controlan con insecticidas específicos, al igual que la mosca blanca y la cochinilla algodonosa. La araña roja en verano es frecuente por el ambiente seco, pero la podemos combatir incrementando la humedad y usando acaricidas.
Entre las enfermedades que pueden afectar a la Lantana montevidensis, están la roya (una serie de pústulas naranja sobre sus hojas); la negrilla (aparece sobre la melaza que producen las cochinillas y los pulgones); y la alternaria (manchas redondeadas de color marrón sobre las hojas). También la pudrición de raíces por exceso de riego o suelo mal drenado, causando amarilleamiento y debilitamiento. Para prevenirlo, es esencial un buen drenaje y un riego controlado.
Con estos cuidados, la Lantana montevidensis puede florecer vigorosamente y ser una opción resistente y ornamental en el jardín.