Arbusto de crecimiento moderado que florece de forma continuada durante todo el año
La Boronia crenulata es uno de los tantos arbustos de flor procedentes de Australia que se adaptan a la perfección al clima mediterráneo. Es muy utilizado en jardinería sostenible por su crecimiento moderado y por no presentar problemas importantes de plagas y enfermedades, además de no exigir prácticamente labores de mantenimiento.
Las variedades de porte más pequeño son ideales para macetas con las que decorar terrazas, balcones y patios. En el jardín podemos cultivar las más pequeñas en rocallas o formando borduras y en arriates acompañando a plantas de porte más alto. Las variedades más altas lucen perfectas como ejemplar aislado o formando macizos.
Por su lugar de origen donde está establecida en suelos pedregrosos y arenosos, es ideal para emplearla en xerojardinería porque no requiere de cuidados excesivos.
Es la planta ideal para las personas que disponen de poco tiempo por sus quehaceres diarios para cuidarla o para inexpertos que quieran profundizar en el fabuloso mundo de las plantas, ya que como veremos más adelante sus necesidades de riego y mantenimiento son mínimos.
El origen de la Boronia crenulata
Boronia spp. es un género de plantas de flor que pertenece a la familia de la Rutaceae, con 207 especies, originarias de Australia. La Boronia crenulata en concreto proviene de las llanuras del suroeste de Australia Occidental.
Todo apunta a que debe su nombre a un joven botánico italiano, Francesco Borone, ayudante del gran botánico sir James Smith que las descrubrió en 1798 y las bautizó en su honor, ya que el joven murió con tan sólo 26 años sin haber conocido Australia ni el perfume de este género de plantas.
La Boronia crenulata es de las especies más populares y recibe el nombre popular de Boronia anisada.
¿Cómo es la Boronia crenulata?
Se trata de un arbusto semileñoso perenne de crecimiento moderado. Sus matas son redondeadas y compactas alcanzando una altura de unos 40 cm en altura y hasta los 80 cm en extensión.
Las ramas están cubiertas de pequeñas hojas de forma oval de una tonalidad verde con el borde crenado (margen de la hoja con protuberancias redondeadas), de ahí el específico «crenulata», que si las frotamos nos regalarán un agradable aroma.
La floración aunque se muestra prácticamente a lo largo de todo el año, es a partir de febrero cuando lo hace de forma abundante y continuada. Las pequeñas flores son rosadas con cuatro pétalos ovales de borde puntiagudo, donde llama la atención por su tamaño el conjunto formado por los estambres y el pistilo abultado y redondeado, como si fuera un diminuto botón. Estas flores atraen por el suave perfume a insectos beneficiosos como las abejas y mariposas.
Cuidados de la Boronia crenulata
Para que su crecimiento sea el apropiado en zonas donde el verano sea muy tórrido, los ejemplares jóvenes los ubicaremos en la semisombra, o donde en las horas centrales del día, cuando el sol calienta en exceso estén resguardados.
Es una planta ideal en zonas costeras ya que soporta la salinidad y los fuertes vientos costeros sin ningún problema. También soporta el frío moderado hasta los -6ºC, pero no las heladas persistentes. Podemos en el jardín acolchar su base con corteza de pino o similar que proteja sus raíces.
Aunque en su hábitat natural tolera muchas condiciones de suelo, este debe estar libre de cal. Digamos que lo ideal serían suelos fértiles y ligeros, con muy buen drenaje, ya que no soporta los encharcamientos, ni en suelo ni en maceta. Siempre recomendamos si la ubicamos en maceta, incorporar en el fondo, grava o arcilla expandida para que drene bien. El sustrato que utilizaríamos sería el de los llamados «universal» o para «plantas de exterior» para su trasplante en maceta, que lo efectuaremos en primavera.
Al comienzo del artículo destacábamos que es una planta resistente a la sequía, por eso es muy utilizada en xerojardinería. Necesita poco riego porque al igual que las suculentas, la Boronia crenulata acumula agua en sus hojas y tallos. Nunca debemos dejarla encharcada, debe drenar muy bien. El riego en la época de crecimiento será regular, sin dejar que la tierra quede seca del todo. Si en nuestra zona el agua tiene mucha cal, conviene regarla con agua de lluvia. Si tenemos la planta acolchada en verano también mantendrá más la humedad.
Al final del invierno añadiremos a la tierra de cultivo para enriquecerla, algún tipo de abono orgánico, humus o algún abono de liberación lenta. También podemos si no le aplicamos lo anterior, abonarla de forma periódica con un abono para arbustos de flor en especial al comienzo de máxima floración.
Si lo que queremos es mantener una forma compacta, recortaremos las puntas de la Boronia crenulata, después de la floración principal, o sea antes de la llegada del invierno. Si no lo hacemos, con el tiempo su crecimiento tenderá a volverse desordenado y poco atractivo.
La Boronia crenulata puede propagarse por esquejes en primavera, es lo que se denomina propagación vegetativa y asegura que las nuevas plantas conserven las propiedades de la variedad madre. Si la planta está en maceta podemos también dividir su cepellón para obtener nuevas plantas.
Plagas, enfermedades y fisiopatías de la Boronia crenulata
Estamos ante una planta suficientemente resistente a las plagas y enfermedades que habitualmente se dan en los jardines o en macetas. Es muy rústica por lo que en un principio no nos debe de preocupar este apartado.
Sí que en verano, cuando el ambiente es muy seco puede atacarla la araña roja, que podemos resolver con una aplicación de acaricida. En sus tallos también puede atacarla la cochinilla que con un tratamiento insecticida la mantendremos a raya.
Lo que realmente puede ser un problema es el exceso de agua, con la consiguiente pudrición de la planta.
La Boronia crenulata es una de esas plantas que si te involucras en los pocos cuidados que requiere, se convertirá en un ejemplar que te acompañará durante mucho tiempo