Guía de cuidados para el género Abelia sp.

La Abelia grandiflora es muy empleada en jardinería tanto en espacios públicos como privados. Su resistencia y facilidad de cuidado la hacen muy adecuada para diferentes climas y condiciones de suelo.

Se utiliza tanto en jardinería como en espacios verdes por el contraste que realizan sus bonitas flores blanco rosadas con el intenso verde del follaje y el tono rojizo de sus tallos.

Entre los arbustos, es el favorito en muchos parques y jardines de los más grandes a los más pequeños, por su poca exigencia que contrasta con un arbusto de gran belleza para llenar de alegría cualquier espacio. Es muy valorado porque entre sus características más valoradas, está la que se trata de un arbusto de hoja perenne, muy interesante, si queremos disfrutar de cierta vegetación en los meses de invierno.

Con mínimos cuidados tendremos flores durante meses. Un espectáculo para la vista y para el olfato, con un delicado aroma muy característico para poner una nota más a cualquier espacio.

Se planta de manera aislada o formando un muro de vegetación, ya que aunque puede alcanzar una altura considerable de entre 1,5 a 3 m, es a lo ancho especialmente donde más se desarrolla en ese sentido.

Especies y variedades de Abelia sp.

La Abelia grandiflora es la más común de las Abelias, como hemos dicho pero no es la única. Estas son algunas otras especies de Abelia:

  • Abelia Edward Goucher. Bastante popular, se usa en jardines por su floración abundante y prolongada. Es una de las variedades más apreciadas en jardinería ornamental y la que tolera más variedad de suelos. Es un híbrido entre Abelia x grandiflora (un híbrido en sí mismo) y Abelia schumannii.
  • Abelia triflora. Aunque no es tan común como A. grandiflora, también se utiliza en algunos jardines por su atractivo follaje y flores.
  • Abelia grandiflora próstata. Es utilizada por su hábito de crecimiento rastrero, ideal para cubrir suelos y taludes, así como para borduras en jardines. Debido a su hábito rastrero, puede necesitar un poco más de atención en cuanto a poda para mantener la forma deseada.
  • Abelia mosanensis. Es menos común, pero puede encontrarse en jardines especializados debido a su fragancia y resistencia al frío, lo que la hace adecuada para regiones con inviernos más duros.
  • Abelia chinensis. Es moderadamente común en jardines españoles, valorada por su floración y follaje.
  • Abelia floribunda. Es más utilizada en regiones donde se valoran sus características específicas y en jardines botánicos.

En general, todas las especies de Abelia tienen cuidados muy similares a los de la Abelia grandiflora. La principal variación puede venir del hábito de crecimiento y ligeras adaptaciones según las condiciones específicas del lugar de cultivo.

El origen de la Abelia grandiflora

Esta planta arbustiva perenne en climas cálidos, pertenece a la familia Caprifoliaceae, híbrido del género Abelia sp., a partir de las especies Abelia chinensis y Abelia uniflora. El género comprende unas 30 especies. Es originaria de México y Asia.

Abelia es el nombre genérico otorgado en honor al naturalista Clarke Abel que introdujo en Europa las distintas especies de este género. Grandiflora es el epíteto latino que se le otorga a la especie cuyo tamaño de flor es más grande que el del resto de las especies.

También Abelia es el término más común y reconocido en toda España.

¿Cómo es la Abelia grandiflora?

Nos encontramos ante un arbusto perenne que alcanza una altura de 1,50 m aunque puede llegar a medir hasta tres metros. Sus ramas arqueadas contrastan con su follaje de un verde brillante muy decorativo y el tono rojizo de sus tallos. Sus hojas, son opuestas, ovado lanceoladas, con los márgenes algo aserrados.

Desde comienzo de la primavera hasta principios del otoño, la Abelia grandiflora nos regala una preciosa floración en el hemisferio norte. Como vemos es de las plantas que tienen un período de floración excepcionalmente largo.

Sobre el follaje sus flores blancas con tintes rosados contrastan de forma llamativa. Estas flores son tubulares y ligeramente perfumadas. Están dispuestas en inflorescencias en las extremidades de las ramas. Su cáliz es de color rojizo y tras la floración queda en la planta y le proporciona un color rojizo muy llamativo.

El fruto es un aquenio (un aquenio es un tipo de fruto seco que no se abre al madurar y contiene una sola semilla). Son pequeños, cilíndrico-cónico alargado de unos 8-10 mm., que varían desde un color marrón claro a oscuro a medida que maduran. Están generalmente agrupados en racimos, correspondientes a las flores que se agrupan en inflorescencias. Estos frutos pueden persistir en la planta durante algún tiempo después de que las flores se hayan marchitado.

Cuidados de la Abelia grandiflora.

Su ubicación será siempre a pleno sol, aunque en zonas donde el sol es particularmente intenso, puede estar en semisombra, aunque necesitará seis horas de sol directo mínimo al día, para mantener la planta compacta y tenga una floración abundante.

Pero si la luz es esencial, el viento es un aspecto que a pesar de su rusticidad, no tolera. Por ello debemos plantar la Abelia grandiflora, en lugares resguardados de él o próximos a estructuras como muros o paredes que la puedan proteger, o cerca de otras plantas.

En lo que respecta a la temperatura, la Abelia grandiflora tolera altas temperaturas sin problemas, incluso en climas muy cálidos. Lo que no tolera son las temperaturas bajas, si la planta es joven, así que si prevemos heladas la resguardaremos a un lugar más cálido si está en maceta o la protegeremos con un agrotextil si está en suelo. Cuando la planta es más adulta, cuando sus tallos hayan lignificado aguantará heladas hasta -10ºC.

En cuanto al tipo de suelo, es fundamental evitar los suelos calcáreos o apelmazados. Prefiere los terrenos con muy buen drenaje y rico en materia orgánica. Si el terreno no drena lo suficiente, habrá que añadir arena antes de su plantación. El sustrato para plantas de exterior es el indicado en caso de plantar esta planta en maceta a la que incorporaremos en su base una capa de arcilla expandida o grava para favorecer el drenaje.

A la hora del riego, en suelo, necesitará cierto nivel de humedad, aunque puede resistir sequías puntuales, mientras no se den de forma habitual. En verano serán constantes y regulares siempre sin encharcamientos, pero sí de forma que el aporte llegue a cierta profundidad. En maceta el riego sí debe ser algo mayor, retirando el agua sobrante siempre. Y en invierno será puntual.

Respecto al abonado, fertilizaremos la Abelia grandiflora tanto en maceta como en suelo, con un fertilizante orgánico tanto al inicio de la primavera como del otoño. Con ello potenciaremos su floración en el primer caso y en el segundo la fortaleceremos para la llegada del invierno. Recordemos que demanda un suelo fértil, es muy exigente a la hora de los nutrientes.

La Abelia grandiflora no es exigente en cuanto a la poda, así que para mantenerla en buenas condiciones nos limitaremos a retirar las ramas dañadas o en mal estado, controlando su tamaño y forma. Cada dos o tres años y para poder darle forma y sanear sus ramas, lo ideal es eliminar las más viejas.

La reproducción de la Abelia grandiflora se realiza mediante esquejes en verano tomando los tallos blandos o por división de mata en primavera.

Plagas y enfermedades de la Abelia grandiflora.

Una de las mejores particularidades de la Abelia grandiflora es que resulta excepcionalmente resistente a las plagas y enfermedades más comunes, no siendo habitual que se vea afectada por ellas.

Si tenemos a la planta descuidada y mal nutrida, puede verse atacada por el pulgón, pero no es habitual.

Si te entusiasma la vegetación exuberante y la floración de larga duración, este arbusto es el ideal.

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