A este pequeño y elegante arbusto lo adoran las mariposas.
El Hebe o Verónica es un arbusto perennifolio de pequeño porte y crecimiento medio, que es muy resistente a la salinidad y la brisa marina. Nos regalará una bonita y gran floración desde mayo a febrero en tonalidades blanco, rosa, violeta y rojo, dependerá de la variedad.
Es muy versátil, por lo que podemos utilizarlo en el jardín tanto en cultivo en suelo, como en macetas siempre que estas sean profundas. Sus espigas florales cortas y espesas están llenas de néctar fascinando por igual a mariposas y a quien las admira.
Posee un denso follaje que permanece invariable durante todo el año y que según variedad puede ser verde o matizado, este último, nos aportará luminosidad en los rincones que resulten menos visibles. Tiene pinta de ser una planta monótona, hasta que florece y pasa a ser espectacular.
En jardinería el Hebe es utilizado para la formación de setos bajos, rocallas, también como planta aislada o formando preciosos macizos en combinación con otras arbustivas o plantas de flor. En maceta también podemos utilizar esta planta en balcones, terrazas, patios… y por si fuera poco, no son tampoco difíciles de tener en interior bien iluminados en cualquier tipo de maceta, desde las más rústicas de barro hasta las más coloridas sintéticas.
El origen del Hebe
Estos arbustos tienen su origen principalmente en Nueva Zelanda aunque también se desarrollan por otros continentes. La mayoría de las especies que hoy adquirimos son híbridos de diferentes especies, como por ejemplo, uno de los más apreciados, el Hebe x franciscana ‘Blue Gen’, es un híbrido de H. elliptica x H. speciosa. También el Hebe andersonii, muy popular procede del cruce entre H. salicifolia x H. speciosa.
Está integrado por unas 150 especies entre árboles y arbusto de hoja perenne que pertenecen a la familia de las Scrophulariaceae y también se les conoce como Verónicas.
Hebe en la mitología griega es la diosa de la juventud, hija de Zeus y Hera. Conocida como la copera de los dioses, ella era quien servía la bebida a los dioses en el Olimpo. También estaba encargada de bañar y vestir a su hermano Ares, a su vez, tenía la obligación de ayudar a su madre a atar los caballos de su carruaje. Tenía el poder de manipular la juventud de los mortales.
¿Cómo es el Hebe?
Son arbustos perennifolios de pequeño porte y crecimiento medio que ramifican mucho y pueden alcanzar un desarrollo en altura entre los 50, 60 cm y una anchura de 60 cm.
Sus hojas pueden ser de un color verde oscuro o variegadas en verde y blanco o crema. Son hojas coriáceas, enteras y elípticas normamente. Por ejemplo la variedad Hebe x andersonii ‘Variegata’, que es de menor tamaño tiene hojas opuestas, ovaladas y pequeñas, de color verde con el margen crema.
Lo más espectacular es su floración, que aparece desde mayo a febrero, creciendo entre las hojas en forma de espigas florales con infinidad de pequeñas y llamativas flores en tonalidades blanco, rosa, violeta y rojo, dependiendo de la variedad.
Cuidados del Hebe
Su ubicación en el jardín debe de ser a pleno sol para que crezca de forma compacta, aunque en zonas muy calurosas la media sombra no le va a disgustar. Es necesario que tenga al menos 4-5 horas de sol directo para que florezca bien. Si tiene sombra total no florecerá. En el interior debe estar en una habitación muy luminosa, sin corrientes de aire.
En teoría es una planta que no tolera el frío, pero al exterior mientras tenga cierta protección (bajo la cobertura de árboles, paredes) soportará bien las bajas temperaturas. Si los tenemos en maceta, simplemente los protegeremos del frío trasladándolos al interior. Conviene acolchar la superficie del suelo con corteza de pino para conservar la humedad y proteger las raíces del frío.
Es poco exigente en cuanto a suelo, aunque uno medianamente fértil y con buena capacidad de drenaje es el ideal. Si plantamos el Hebe en macetas o jardineras, pondremos en la base una buena capa de grava o arcilla expandida. Utilizaremos un sustrato para plantas de exterior.
En pleno verano los riegos serán continuos evitando que el suelo se seque, por eso es importante que el suelo drene bien. En invierno distanciaremos los riegos y si la lluvia hace acto de presencia será ella la que le surta del agua que necesite.
Para una buena floración los nutrientes son necesarios, así que agradecerán que se les aporte abono orgánico una vez al año o un fertilizante de liberación lenta.
Es muy importante para favorecer la floración continua eliminar las espigas marchitas.
Al final del invierno realizaremos si es necesario su poda, una poda de formación para que no se desfase en su forma. Es una manera también de controlar su desarrollo y darle el aspecto que deseemos.
Si lo queremos reproducir, se puede hacer por semilla en primavera y por división de mata, aunque la mejor manera es por esquejes semiduros al final del verano.
Plagas y enfermedades del Hebe
Es una planta muy resistente a plagas y enfermedades por su rusticidad, aunque debemos cuidar su riego, ya que un exceso de humedad hará que aparezcan hongos como el Oidium. También puede atacarlas el pulgón. Ambos casos se pueden combatir con el fitosanitario adecuado.
Alegra tu hogar con las plantas de Hebe, estamos seguros que será gratificante su larga floración y la combinación que puedes hacer con otras plantas.