Esta planta se ha ganado un primer puesto en la medicina natural.
Desde hace más de 3000 años, el Aloe vera es una planta utilizada por su gran interés medicinal. Hay que saber que existen alrededor de 300 especies de Aloe, pero solamente se ha demostrado científicamente que son cuatro tipos los que realmente presentan mayores propiedades medicinales: Aloe barbadensis Miller, Aloe perryi Baker, Aloe ferox y Aloe arborescens. El más popular y el más utilizado en la industria es el Aloe barbadensis Miller llamado comúnmente Aloe vera y en él nos centramos.
El Aloe vera ha sido utilizado durante siglos por sus propiedades medicinales y terapéuticas sin ningún análisis científico claro de sus propiedades. En la actualidad, se utiliza en todo el mundo en la medicina moderna tratando múltiples enfermedades, además de ser utilizada en la industria cosmética, farmacéutica y alimentaria.
Está considerada como planta xerófila ya que posee tejidos para el almacenamiento de agua, por lo que es ideal para la xerojardinería porque se adapta a las áreas donde la disponibilidad de agua es escasa.
El gel del interior de sus hojas es un potente cicatrizante. Sus hojas cortadas y aplicadas directamente sobre las quemaduras o cicatrices aceleran la regeneración de los tejidos.
El Aloe vera español está considerado como de los mejores del mundo por la industria farmacéutica y cosmética. Levante, Andalucía y los archipiélagos canario y balear constituyen todo un paraíso para este cultivo.
El origen del Aloe vera
La planta de Aloe vera tiene su origen en África, concretamente en la península de Arabia.
El nombre de Aloe proviene del término árabe ‘alloeh’ que significa sustancia brillante y amarga. La palabra ‘vera’ proviene del latín y significa verdadera. Se conoce también con otros nombres como sábila, alovera, babosa, hierba babosa, aloe de Curazao o aloe de Barbados entre otras.
En América la introdujo Cristobal Colón porque formaba parte de la medicina utilizada para su tripulación, ya que en esos tiempos en España ya existían inmensas plantaciones, probablemente heredadas de los musulmanes.
La clasificación botánica sería la siguiente. Pertenece a la familia Liliaceaes; al género: Aloe; a la especie: Aloe barbadensis (Miller), siendo su nombre común: Aloe vera. En esta familia encontramos también al ajo, la cebolla y los espárragos, que si nos fijamos bien, todos son conocidos por presentar ciertas propiedades medicinales.
¿Cómo es el Aloe vera?
Es una planta perenne estolonífera que puede alcanzar una altura de 50 a 70 cm.
Sus hojas nacen de una roseta basal, son alongadas, carnosas y ricas en agua. Estas están agrupadas hacia el extremo con el margen espinoso dentado. Tienen un color verde grisáceo que va aclarando hacia el interior hasta volverse casi blanco en su base. Tienen un grosor de unos siete cm. y están compuestas de tres capas, la exterior coriácea como protección, bajo esta una capa fibrosa y finalmente un corazón gelatinoso donde acumula sus reservas de agua y con el que se preparan innumerables productos farmacéuticos, cosméticos y culinarios.
La floración se sitúa entre los meses de mayo a septiembre. Las flores de color amarillo, son tubulares y colgantes. Estas emergen cuando la planta tiene de dos a tres años y lo hacen en forma de inflorescencia al final de un tallo floral que puede llegar a alcanzar el metro de altura. Cuando son fecundadas el fruto que produce tiene forma de cápsula.
Cuidados del Aloe vera
A la hora de su ubicación lo mejor es que esté a pleno sol. Si tenemos el Aloe vera en interior esta debe ser la más luminosa posible.
La temperatura ideal está entre los 12 y 30ºC, aunque soporta temperaturas más bajas, incluso heladas moderadas y temperaturas más altas también.
No es muy exigente en cuanto a tipos de suelo, le gustan muy porosos y puede incluso llegar a soportar terrenos pobres en nutrientes. Lo que no soporta es la falta de drenaje, si está encharcado sufrirá de asfixia radicular. En suelo, a la tierra del jardín le podemos mezclar perlita para que tenga buena aireación. En maceta debemos buscar un sustrato para suculentas y en la base de la maceta no olvidemos poner una capa de grava o arcilla expandida.
En cuanto al riego el Aloe vera no necesita mucha agua. Conviene dejar secar el suelo o el sustrato entre riegos. Por supuesto en verano aumentaremos la frecuencia teniendo siempre la precaución de no encharcarlo.
Respecto a la fertilización, en primavera aplicaremos un abono de los especiales para cactus y suculentas en el agua de riego según la dosis indicada por el fabricante. A la hora del trasplante que efectuaremos en primavera mezclaremos la tierra con humus de lombriz.
Cuando el Aloe vera cumple un año comienza a reproducirse por hijuelos, esa es la mejor manera de multiplicarlo.
Plagas y enfermedades del Aloe vera
Al ser una planta muy rústica, tiene escasos problemas fitosanitarios. Se pueden presentar por cultivos colindantes las cochinillas y los pulgones que se pueden controlar fácilmente con insecticidas ecológicos.
En cuanto a enfermedades, ocasionada por una mala praxis en los riegos podemos encontrarnos con el Fusarium, la pudrición de las raíces. Si observamos manchas marrones y marchitamiento en las hojas estaremos ante una Antracnosis. Si sobre las hojas y flores aparece un polvillo blanquecino será el Oidium el que ha hecho su aparición para aprovecharse de los nutrientes de la planta, debilitándola y causando necrosis en las hojas. Ambas afecciones las podemos controlar de forma preventiva o curativa con fungicidas ecológicos.
Pon un Aloe vera en tu jardín, terraza o balcón, como ves los cuidados son sencillos y los beneficios de tenerlo en tu hogar incontables.